Consigna: El Jaguar Maya se desarmó en bloques. ¿Nos ayudás a armarlo?
Edad sugerida: 7 a 12 años
Edad sugerida: 7 a 12 años
Para conocer más sobre el mito del Jaguar Maya te invitamos a leer el siguiente texto:
Ellos pensaban que yo era como un dios que recorría los cielos de día y de noche. Porque soy un animal que sale a cazar de noche, sin temor a la oscuridad. Entonces…. cumplía una función muy importante: era el servidor del dios sol. Y al ser su servidor, cuando el gran dios sol se sentaba, yo le servía de trono. Por eso, el dios sol usaba una corona de rayos de luz, y se sentaba sobre mí, como un rey. Juntos, el sol y yo surgíamos cada día del este y recorríamos el cielo hacia el oeste. No íbamos solos Durante la primera mitad del día, nos acompañaban los guerreros valientes muertos en batalla, convertidos en mariposas. A partir del mediodía, se unían a nosotros los espíritus de las mujeres muertas en su primer parto. Durante este recorrido por el cielo, el sol envejecía hasta caer finalmente en la oscuridad del oeste. Entonces, nos hundíamos en el horizonte y atravesábamos el mundo inferior. Allá, en el inframundo luchábamos contra los dioses de la oscuridad toda la noche. Gracias a su resistencia y astucia, el Sol lograba ganarles todas las noches y volvíamos a surgir cada día por el este.
Por lo tanto, el Sol y yo dominábamos el día y la noche. Como pueden ver, soy de color rojo, y verde. El rojo es el color de la sangre de los animales, y el verde es el color de la savia de las plantas. La sangre es símbolo de vida. Por esto yo reúno el poder del reino animal y el del reino vegetal…
Ellos pensaban que yo era como un dios que recorría los cielos de día y de noche. Porque soy un animal que sale a cazar de noche, sin temor a la oscuridad. Entonces…. cumplía una función muy importante: era el servidor del dios sol. Y al ser su servidor, cuando el gran dios sol se sentaba, yo le servía de trono. Por eso, el dios sol usaba una corona de rayos de luz, y se sentaba sobre mí, como un rey. Juntos, el sol y yo surgíamos cada día del este y recorríamos el cielo hacia el oeste. No íbamos solos Durante la primera mitad del día, nos acompañaban los guerreros valientes muertos en batalla, convertidos en mariposas. A partir del mediodía, se unían a nosotros los espíritus de las mujeres muertas en su primer parto. Durante este recorrido por el cielo, el sol envejecía hasta caer finalmente en la oscuridad del oeste. Entonces, nos hundíamos en el horizonte y atravesábamos el mundo inferior. Allá, en el inframundo luchábamos contra los dioses de la oscuridad toda la noche. Gracias a su resistencia y astucia, el Sol lograba ganarles todas las noches y volvíamos a surgir cada día por el este.
Por lo tanto, el Sol y yo dominábamos el día y la noche. Como pueden ver, soy de color rojo, y verde. El rojo es el color de la sangre de los animales, y el verde es el color de la savia de las plantas. La sangre es símbolo de vida. Por esto yo reúno el poder del reino animal y el del reino vegetal…