Juego - Descubrí personaje escondido

Juego - Descubrí personaje escondido

Colores en vacaciones

Consigna: ¡Adivina adivinador! ¿Quién se esconde detrás de esta trama de bloques? Te damos algunas pistas que te pueden servir:
- Es un dios griego a quien le gustan mucho el vino y las fiestas.
- Prefiere estar en el campo y no en las ciudades.
- Suele pasear rodeado por un cortejo de faunos y ninfas.
- ¡Le encanta la música!

Edad sugerida: 8 a 13 años

Para conocer más sobre el mito de Dionisio y Apolo te invitamos a leer el siguiente texto:

Apolo y Dionisio eran hijos de Zeus. Pero no podía haber dos hermanos más distintos. Apolo era el dios del sol, la claridad y la luz, mientras Dionisio era el dios de la parra, del vino, la vendimia y la locura. Porque Dionisio inventó el alimento líquido, para la alegría de los hombres, el licor de la vid, o sea, el vino. 

Cuando era pequeño fue criado por las ninfas de la lluvia, las Híades. Ellas lo cuidaban. Pero los brutos Titanes, unos gigantes bestiales y soberbios, decidieron matarlo. Utilizaron brillantes juguetes para atraerlo hacia una trampa, y cuando lo tuvieron en sus manos lo mataron, lo cocieron y se lo devoraron casi todo, dejando sólo su pequeño corazón.  Su padre, Zeus, castigó a los titanes fulminándolos con su rayo. Y tomando el corazoncito, logró resucitar a su hijo Dionisio entero. Por eso Dionisio era también el dios de la agricultura y la vegetación, porque al igual que ésta se renueva cada primavera después del invierno, de la misma manera él había muerto y había vuelto a nacer. 

Al ser el dios del vino y de las cosechas, en su honor se celebraban unas grandes fiestas donde todos bebían hasta emborracharse, comían en exceso, y se entregaban a la música y la danza. Era el dios de la vida y la alegría desbordante. Pero también representaba el mundo de la confusión, la contradicción, la deformidad, el desorden, el caos, el riesgo, la lucha, la noche, los instintos, la irracionalidad, la vida en sus aspectos oscuros, lo oculto, lo que nunca quiere mostrarse, lo que deseamos callar de nosotros mismos. Por esa razón en sus ceremoniales eran típicas las máscaras, los disfraces, las guirnaldas de flores y la desobediencia a las leyes establecidas. Allí todos participaban, incluso los esclavos. Festejaban el paso de las estaciones, los ciclos de la naturaleza, y al final realizaban la vendimia, que es como se llama a la cosecha de las uvas en los viñedos. Alejados de las ciudades, buscaban volver a un estado salvaje y conectarse con la naturaleza. Dionisio era el dios de la vida y gobernaba a todos los líquidos vitales del mundo: la savia de las plantas, la sangre, la orina, la leche, y también las bebidas fermentadas, o sea, las bebidas alcohólicas. 

Le gustaba pasear acompañado por los faunos, esos muchachitos con cuernos y patas de cabra que iban tocando flautas, y las ninfas salvajes, adornadas con coronas de hojas de hiedra o de vid, vestidas con pieles de pantera, llevando una varita en sus manos y danzando sin parar por los bosques y montañas. Por eso a veces lo llamaban el libertador, ya que invitaba a sus amigos a liberarse de toda timidez, bebiendo y bailando, y a ser creativos, porque Dionisio amaba el teatro y las artes.

Su hermano Apolo era todo lo contrario: era el dios de la luz, de la claridad y la armonía, frente al mundo salvaje de Dionisio. Simbolizaba también las reglas, el orden, la serenidad, la moderación, la medida, la forma, la perfección, la racionalidad, lo coherente, lo proporcionado, lo que nos gusta mostrar de nosotros mismos. Ayudaba a fundar las ciudades, ponía orden e instituía las leyes que todos debían obedecer, siempre buscando el equilibrio. Pero al fin y al cabo los dos dioses eran hermanos, y cuando Apolo en el invierno se marchaba a las tierras ventosas del norte dejaba su templo al cuidado de Dionisio. Es cierto que eran muy distintos.

Sin embargo, los antiguos griegos no consideraban a estos dos dioses como enemigos sino que pensaban que ambos eran necesarios para vivir y construir una sociedad. 

Así que los griegos tomaron un poco de Apolo y un poco de Dionisio, y obtuvieron lo mejor de cada uno. El ejemplo de Apolo, con su forma de ser armónica y equilibrada, les sirvió para desarrollar la escultura y la arquitectura. Mientras que la personalidad de Dionisio, libre y desordenada, los inspiró para la danza, la música, y potenció su creatividad. 
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