
sobre el artista

Nacido en Roma en 1966, sociólogo de formación, Luca Bonacini es fotógrafo documental.
Comenzó su carrera como periodista para Ansa, agencia de prensa italiana. Después de trabajar, por 15 años, en el área de la comunicación escrita comenzó a actuar como fotógrafo independiente.
Trabajó en varios países como Brasil, Perú, Bosnia y Herzegovina y Argentina, regresó a Brasil en 2017. Durante ese tiempo, colaboró con agencias de las Naciones Unidas, organizaciones no gubernamentales, publicando en periódicos y revistas (Corriere della Sera, Internazionale, NZZ) y colaborando con la revista digital de fotografía "The Eye of Photography".
En 2004, en Brasilia, registró el dolor de las familias víctimas de la violencia, en forma de imágenes en dípticos. En 2007, pasó 15 días en la Amazonía peruana trabajando en un proyecto de antropología visual con las comunidades Huambisas y Aguarunas, a pedido de UNICEF.
En 2008, abordó el tema de la violencia en el conflicto armado en Perú (1980-2000).
En Bosnia y Herzegovina (2009-2014), contribuyó a la producción de un documentario producido por la Corte Penal Internacional para la ex Yugoslavia.
En 2015-2016 se dedicó a la identidad de los descendientes de italianos en Argentina.
En noviembre de 2018 fue seleccionado por el centro cultural de la Cámara de los Diputados de Brasil, para exhibir su obra "Gente y palabras de Sarajevo" (21 dípticos fotográficos).
Organiza regularmente talleres de fotografía para niños y adolescentes, en escuelas y también para adultos. Coordina un trabajo voluntario de fotografía para niños en Itapoá, barrio marginal de Brasilia.
sobre la obra
Lo que me protege
"La ironía como una forma de protección"
Este trabajo no habla sólo de la pandemia. Habla también del desorden político, ético y social en el país donde actualmente vivo, Brasil.
Habla de mí, de lo que me protege y, por reflejo, de mis miedos.
En una situación muy estresante. Por un lado, un virus amenazante y global, por otro, una situación política extremadamente conflictiva. Llegó la obligación de usar el barbijo.
Empecé a pensar en lo que realmente me protege. Encontré entonces varias, maneras de protegerme. Algunas son "serias" y están profundamente arraigadas en mi alma. Son los afectos, la memoria, la naturaleza, la literatura, la música, la fotografía. Otras son “leves” y se relacionan con los rasgos de carácter personal. Son la pasión por el fútbol, la “cervejinha” en el encuentro con los amigos y mi raíz tana.
Todo sin perder la ironía, que es una forma de protección, especialmente en este período de oscurantismo difuso.

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